Texto de opinión: La tranquilidad no es normal en Argentina actualmente.
La
tranquilidad no es normal en Argentina actualmente.
¿Recuerda usted, acaso, esas largas
tardes que pasaba en las calles cuando tenía catorce o quince años? Bueno,
lamento decirle que esto no es lo normal en adolescentes hoy en día. Sí,
existían robos en los 80’s o 90’s, nadie lo puede negar. ¿Pero tantos como hoy
en día? Si fuiste un adolescente en Argentina por estas épocas seguramente
recordarás salir por la calle, a dónde sea y tus padres muchas veces no tenían
idea de dónde estabas. La inseguridad actual en Argentina no es noticia.
Es un problema gravísimo, el cual nadie le da la importancia que debería. Se
volvió costumbre.
Este problema de inseguridad se vive
en todos los barrios de Argentina, en todas las ciudades, en todas las
provincias. Todos los argentinos estamos pendiente a esto. Tenemos de todo
tipo, lamentablemente. Robos, secuestros, trata de personas, amenazas, engaños,
violaciones, asesinatos. Nueve de cada diez argentinos temen ser víctimas de un
delito a corto plazo, según datos obtenidos a partir de una encuesta de la
Facultad de Psicología de la UBA. Argentina está en los veinte países con mayor
tasa de delincuencia en el mundo.
Gracias a todos estos miedos, y
malas experiencias que surgen todos los días en la cotidianidad, muchos
argentinos tomamos medidas. Frases repetidas, que te inculcan tus padres por la
cultura de hoy en día y el cuidado. “Nunca te subas a autos de desconocidos/personas
que no tengas confianza”, “Tenés que tener cuidado cuando estás en la calle”,
“Mandame tu ubicación”, “Dejo las luces prendidas para que no piensen que no
hay nadie”, “Bajo los vidrios cuando uso el celular en el auto”. En frente de
mi casa hay un auto abandonado que vive un ladrón. ¿Usted piensa que yo duermo
tranquila de esa manera? ¿Que no tengo miedo de que me saquen un arma y me
maten? Claro que lo tengo, soy conciente, y solo soy una adolescente de
dieciséis años.
Podemos nombrar una y mil razones
por las cuales las personas deciden matar, secuestrar, robar, agredir. Las
principales son jueces que dejan libres a los delincuentes, falta de educación,
falta de trabajo, pobreza, desconfianza en las fuerzas policiales.
Ejemplos podemos dar muchísimos. En
la novela “El atajo” escrita por Lydia Carreras podemos ver una serie de
sucesos que pasaron en una villa de Rosario, Santa Fé. Ella sufre de una trata
de personas, un secuestro y la madre de un robo. Pero realmente en la historia,
el robo no es relevante, no cambia en absolutamente nada, solo nos da a
entender que los robos hoy en día son tan comunes que no se le dé importancia.
A mis amigas el fin de semana pasado les sacaron los celulares de la cartera,
en un boliche.
En mi opinión la tranquilidad ya no
existe. No puede ser que cuando uno quiera comprar algo caro le digan frases
tales como “¿Eso te vas a comprar? ¿No tenés miedo de que te lo roben?”. No
debería tenerlo. Son mis cosas y hay que respetar eso. No puede ser que
niñas de nueve años deban tener cuidado con quién hablan, quién les toca, quién
les dice. Basta, ya no más. Las futuras generaciones no tienen por qué sufrir
esto, no es normal. ¿Por qué uno tiene que estar preocupado, que le pueden
sacar la vida por salir a la calle? ¿Por salir con ropa corta? ¿Por ir a
divertirse? Inaceptable.
Bárbara
Harries | 4to Eco A
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